Día Cero Discriminación
“Necesitamos una legislación que impida la discriminación que sigue existiendo en el acceso a prestaciones y servicios para las personas con VIH”, declaró Espacio en el Día de la Cero Discriminación.
Ayer se celebró la “Jornada para el cambio en la respuesta al VIH y Sida” organizada por CESIDA, la Coordinadora Estatal de VIH y Sida, en colaboración con la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida en el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar. Este evento arranca pocos meses después de la aprobación del “Pacto social para la no discriminación y la igualdad de trato asociada al VIH”, que todavía está pendiente de implementarse en las comunidades autónomas desde su aprobación en noviembre de 2018. “Acabar con el estigma social asociado al VIH es una cuestión de educación y llevará su tiempo, lo urgente es establecer una normativa clara que evite situaciones discriminatorias en el acceso a servicios, tanto públicos como privados, como son las residencias para mayores o incluso los pisos para mujeres víctimas de maltrato. Este pacto es una herramienta muy buena herramienta para empezar a promover estos cambios”, declara Ramón Espacio, presidente de CESIDA, “Se avecinan elecciones y no queremos que todo el trabajo y los avances que suponen este pacto queden en nada. Es preciso que se alcance un compromiso político y se comience a trabajar en su implementación en las autonomías”.
La jornada tuvo como eje central el “cuarto 90”, un concepto acuñado por Jeffrey Lazarus, jefe del grupo de investigación en sistemas de salud de ISGlobal, junto con otros agentes relevantes que presentó una ponencia sobre este tema. El “cuarto 90”es un término que alude a la necesidad de mejorar la calidad de vida y bienestar de las personas con el VIH, además de trabajar en los otros tres objetivos para 2020 fijados por ONUSida como son diagnosticar al 90% de la población con el VIH, tratar al 90% y conseguir que el 90% tengan carga viral indetectable. Según explica Lazarus, la esperanza de vida de las personas con el VIH es mayor, se ha alcanzado la supresión de la carga viral que hace el virus indetectable e intransmisible, pero los sistemas sanitarios en Europa no están preparados para monitorizar las comorbilidades ni la discriminación asociada al VIH. “Los sistemas de salud están saturados, no pueden recoger ni procesar todos los indicadores. Por eso tenemos que saber priorizar y elegir bien cuáles son clave para medir el impacto del envejecimiento en la población con VIH y trabajar para su bienestar”, explica Lazarus.
María José Fúster, directora de SEISIDA, expuso los retos y desafíos sobre la medición de la calidad de vida de las personas con el VIH en la práctica diaria. Otro de los temas centrales fue la discriminación estructural y el pacto social en las comunidades autónomas, que corrió a cargo de Javier Toledo, Coordinador del Plan Autonómico de Sida de Aragón, y que expuso los avances de su comunidad en este área. Toni Poveda, director de CESIDA, habló sobre de la Declaración de París, un compromiso que recoge distintos objetivos para trabajar el VIH/Sida que ha sido firmado por pequeños y medianos municipios que necesitan asesoramiento para poder adoptar medidas que acaben con la discriminación y el estigma y para que mejoren la prevención del VIH en su entorno.
La jornada, enfocada como un espacio de trabajo multidisciplinar entre políticos, entidades sociales, profesionales sanitarios e investigadores, pero no contó con la presencia de autoridades locales. “La ausencia de alcaldes y alcaldesas de los distintos ayuntamientos que habían sido invitados denota todo lo que queda por hacer hasta conseguir que el VIH y el sida sea una prioridad en el ámbito local”, declaró Poveda, “más de 200 municipios han firmado la Declaración de París, pero solo Sevilla, Madrid y Torremolinos están trabajando en ella”.
Fuente: CESIDA. Recuperado de: https://www.cesida.org/diacerodiscriminacion2019/